sábado, 6 de junio de 2015

CRÍTICA de Cine: HOTEL CHEVALIER

El oscarizado Wes Anderson (Texas, 1969), director de, entre otros films, ‘Hotel Budapest’, lo ha vuelto a hacer. Su corto ‘Hotel Chevalier’, que sirve como prólogo de su nueva película ‘Viaje a Darjeeling’, sorprende por su excelsa simpleza.

Con una fotografía perfecta, la clara determinación por jugar con un color predominante y una música (Where do you go to my lovely, de Peter Sarstedt) que acompaña a la pluscuamperfección a la trama, este corto es la prueba de que en 13’ se puede contar todo lo bueno y lo malo de una relación amorosa.



Natalie Portman, arrebatadora y desenfadada, agiganta su fama de icono sexual, intimidando con un insólito carácter masculino, frases cortas y miradas sensuales a un Jason Schwartzman que, hasta que llega ella a su lujosa habitación en este hotel francés, parece estar algo perdido en la vida.




París, la ciudad del amor, es el marco idóneo para que este cortometraje demuestre que el amor y la pasión son cosas completamente irracionales.


viernes, 22 de mayo de 2015

NO ESTABA MUERTO, ESTABA DE PARRANDA

(Artículo redactado el 21-01-2015)

Michael Keaton es uno de los hombres de moda. 'Birdman' ha sacudido las taquillas de las salas de medio mundo, algo que ha permitido recuperar el prestigio perdido a este carismático actor

¿Cuánto -o qué- le debe Keaton a la lámpara del genio Iñarritu? Algunos afirman que todo y más. El nombre de Keaton (Pensylvania, 1951) llevaba demasiado tiempo alejado de las críticas y de los grandes focos del estrellato cinematográfico. La estatuilla que ha recibido en los Globos de Oro en la categoría de Mejor Actor no hace si no refrendar la sensación de que el éxito entre el director mexicano y el ya veterano actor ha sido rotundo. Los Óscar, parece, les van a hacer más felices aún.

¿Pero cuáles fueron los inicios de este genio de la interpretación? Michael John Douglas, que así es como se llama en realidad, nació en la siempre oscura y pesarosa Pensylvania, a principios de los años 50, década en la que los EE. UU se confirmaron como una super potencia mundial. Él fue el menor de siete hermanos, todos criados en el seno de una familia católica de ascendencia irlandesa. Su padre, ingeniero civil y su madre, ama de casa, proporcionaron una buena educación al bueno de Michael.

Keaton, quién cambió su nombre por ser coetáneo al gran Michael Douglas, empezó a darse a conocer gracias a las series televisivas Maude (1977) y The Mary Tyler Moore Show (1979). Quizás su primer 'gran' papel fue el que tuvo que desempeñar en 'Beetlejuice (1988), donde a sus 37 años tuvo que interpretar a un fantasma bastante excéntrico y desagradable, compartiendo cartel con Winona Ryder y Alec Baldwin entre otros. Si hay algo que le marcó en ese film fue el hecho de trabajar con el siempre díscolo Tim Burton, un director que más tarde hablaría maravillas del ahora protagonista de 'Birdman'.

'Batman' provocó un profundo cambio de registro en su manera de actuar. La película, que se estrenó en el 1989, fue un tremendo taquillazo gracias al gran trabajo que realizaron entre Jack Nicholson y Michael Keaton. Los dos estaban dirigidos por el director que 'descubrió' al hombre de moda, Tim Burton. Tres años después saldría la secuela, 'Batman Returns', un film que, en honor a la verdad, no tuvo tanta trascendencia en la crítica. Después de estas cintas llegaron películas como 'Multiplicity' (1996) o 'Jack Frost' (1999), producciones con cierto éxito, pero demasiado básicas para el talento interpretativo que bullía en el interior de Keaton.


Desde entonces hasta ahora su presencia en el 'candelero' mediático ha sido más bien testimonial. Un cameo por aquí, una serie por allá, pero nada que indicase que este oriundo de Pensylvania pudiese reventar el panorama. Todo eso cambió con la llamada de Alejandro González Iñarritu, un director que saltó a la fama por películas como 'Babel', 'Amores perros' o '21 gramos'. Cuando leyó el excelso guión de 'Birdman', la historia del actor venido a menos que encarnó a un superheroe tiempo atrás le sonaba de algo al gran Michael Keaton. No dudó un segundo en aceptar el papel. Le venía como anillo al dedo y le sedujo enormemente el hecho de trabajar con Iñarritu, un director que rompe con la estética general de Hollywood. Además, Edward Norton, Naomi Watts, Emma Stone y Zach Galifianakis eran otras buenas razones para sumarse a un proyecto con perfume de triunfo.


La vida es, como se suele decir, ver volver. A menudo las grandes estrellas suben tan alto que después no son conscientes de lo catastrófica que puede ser la caída. Hollywood es una de esas lanzaderas de personas a la luna, una lanzadera que jamás se ha preocupado en colocar paracaídas en los vuelos intergalácticos en los que se enrolan sus astros. Keaton no llegó a caer nunca, quizás, porque un gran pájaro se cruzó en su caída y lo rescató del dolor del olvido.   

lunes, 18 de mayo de 2015

NADA ES PARA SIEMPRE...

Era septiembre de 1997, y Sebastián Nadal se llevaba a su hijo de vuelta a casa después de un partido de tenis. El niño viajaba en el asiento del copiloto, disgustado y triste. Había perdido contra un jugador que tenía dos años más que él, y eso le llenaba de rabia y amargura. Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, y su padre le dijo: “Rafael, no es para tanto. Este verano te lo has pasado muy bien, te has relajado y has disfrutado... No te preocupes, vas a volver a entrenar y volverás a ganar partidos”, a lo que el niño respondió “tú no lo entiendes, toda esa felicidad que he tenido en este verano no puede compensar el dolor que siento ahora por esta derrota”. Aquel niño, si no lo habíais averiguado ya, era Rafa Nadal, uno de los mayores talentos que ha dado el deporte español en toda su historia.

'Nada es para siempre, decían tus ojos tristes...' rezaba la canción de Cómplices, allá por el 2003. Los expertos, pájaros de mal agüero cada vez que vaticinan alguna caída, ya decían hace unos años que la máquina perfecta, Rafa Nadal, iba a dejar de funcionar antes de cumplir los 30 años. Será la mirada triste de Rafa después de ser avasallado por Murray en Madrid, o serán los últimos dos años del manacorí, en los que 'solo' ha ganado un Grand Slam; sea como fuere, 'El Rey de la Tierra' parece que está empezando a hincar la rodilla. Ya no muerde trofeos con tanta asiduidad, ya no acapara tantas portadas, ya no gana con esa insultante facilidad. Ahora mira pensativo desde su 7º posición en el ranking ATP a tenistas a los que, hasta hace nada, tenía que consolar después de apalizarles por enésima ocasión.



Rafa siempre ha sido -y será- un tenista de raza y corazón, un animal competitivo con una zurda endiablada, amén de un físico portentoso. Su indestructible voluntad de sacrificio, hecha del diamante más duro que haya en este planeta, y su incansable ambición de ganar hasta en el más nimio de los detalles de un partido, han hecho de este jugador una de las figuras más ilustres de la historia del tenis, a la altura de Federer -coetáneo suyo-, Bjorn Bork, Boris Becker o Ivan Lendl. Después de este retrato, casi a la medida de un dios del olimpo griego, sorprendieron mucho sus declaraciones de Miami el año pasado, en las que confesaba estar “nervioso, con ansiedad”. Como ya se viene barruntando entre sus seguidores y el mundillo del tenis, Rafa es un ser humano, no una máquina.

Está más nervioso de lo habitual, sí, eso es un hecho, ¿pero quién no lo estaría después de todas las lesiones que ha sufrido en los últimos tres años? En 2012 y 2013 la rodilla empezó a fallarle, y es que un estilo de tenis tan agresivo e intenso como el del manacorí tarde o temprano tenía que pasarle factura; en 2014, por si fuera poco, tuvo una apendicitis, problemas en la muñeca derecha y dolores serios en la espalda, dolencia esta última que le atacó justo en la final del Open de Australia. Vaya cruz... Las piernas flaquean y la mente, llena de dudas, sufre. “Sinceramente, no sé si volveré a ser el mejor”. Son frases como esta las que nos permiten ver que el héroe nacional, ese que ha alegrado tantas tardes de domingo, se está acostumbrando a perder. “Sí, alguna vez he dejado de creer en mí mismo”. Todos estos pensamientos tienen que tener algún significado, por mucho miedo que exista en la opinión pública de aceptar esta realidad.

Su entrenador -y tío-, Toni Nadal, es visto como una suerte de sargento implacable. Siempre con esa gorra de 'Iberostar', su mirada imperturbable y su carácter recio invitan a pensar que el bueno de Rafa ha sido entrenado como un espartano, o algo similar. Un tipo extremadamente serio y hasta algo antipático, pero no son pocos los que piensan que no hay nadie que le tenga más fe a Rafa que él, su tío Toni. “Que nadie se atreva a dar por muerto a Rafa, estaría cometiendo un grave errror” dijo para defender a su sobrino y pupilo después de una dura derrota en Australia hace dos años. Nadal, que ya se está haciendo mayor, siempre ha dejado claro que le debe mucho a su tío y entrenador, pero en su propia autobiografía, 'Rafa; my story', desvela lo tormentosa que ha llegado a ser la relación en algunos momentos. “Ya no necesito que nadie me de lecciones de humildad, Toni no es el mago sabelotodo de mi infancia, se contradice muchas veces”. Un 'ace' en toda regla, como diría aquel.



Rafa tiene que aprender a vivir ahora de otro modo el tenis. Es un hecho. El manacorí, criado en una familia 'bien' muy vinculada al deporte, tuvo en su otro tío, Miguel Ángel Nadal, un buen ejemplo de lo que el deporte puede darte y quitarte. Este, ícono y baluarte defensivo del Barça en los 90', vio como la irrupción de jóvenes valores como Puyol le estaban restando protagonismo, así que decidió echarse a un lado y acabar su carrera, ya con unos cuantos títulos, en el Mallorca con el 'profesor' Goyo Manzano.

No quiero decir, ni mucho menos, que Rafa tenga que apartarse a un segundo plano, pero nadie puede negar que ese aura que desprende y esos recuerdos que nos evoca su figura tienen olor a mito viviente, a alguien o algo de alguna otra época lejana. Sus clásicos duelos al sol con Federer están ya a la altura de otras grandes rivalidades que marcan la historia del deporte, como Magic Johnson con Larry Bird, Lionel Messi con Cristiano Ronaldo o Ayrton Senna con Alain Prost.

Su ocaso -que llegará más pronto que tarde- va a coincidir, más o menos, con el de otros de los protagonistas de la Edad de Oro del deporte español. Ilustres como Pau Gasol, Fernando Alonso, Xavi Hernández, Iker Casillas, Juan Carlos Navarro o Carles Puyol -ya retirado- ya están bien entrados en la treintena y su era dominante está llegando a su epitafio. De su puño y letra se han escrito las páginas más brillantes del libro dorado del deporte español, pero, salvo 'La historia interminable' de Bastian y Atreyu, todos los libros tienen un punto final.




No voy a ser yo, desde luego, el que entierre a esta bestia del tenis de forma definitiva. Sería una temeridad. De todas formas, él mismo lleva tiempo admitiendo que no tendrá una carrera tan extensa como otros jugadores, "porque mis movimientos son demasiado agresivos", recuerda el deportista español más reconocido en el mundo. "Nunca me gustan los partidos fáciles. Creo que a un buen deportista no le pueden gustar victorias así". Es, ante todo, un deportista noble. Nadal, un ganador nato, prefiere rememorar su épica derrota, tras cinco horas y 53 minutos contra el serbio Novak Djokovic en la final del Abierto de Australia de 2012, antes que, por ejemplo, la perfecta demolición ante Federer en 2008 en Roland Garros. Así son los ganadores.


jueves, 7 de mayo de 2015

VINO DEL CIELO A LA TIERRA

Perdónales, Leo, porque no saben lo que dicen. Perdónales, Leo, porque en tú grandeza debes encontrar la compasión para comprender su ignorancia... Sí, es grande. Él, Lionel Messi, volvió a dar el pasado miércoles un recital en el jardín de sus delicias, el viejo e imperial Camp Nou. De paso, silenció las críticas y pullas que ha recibido en estos dos últimos años. "Está acabado" decían. Mal asunto ese de despertar a la fiera dormida.

Era un choque que parecía abocado al empate sin goles, raro después de una primera parte primorosa del conjunto culé en el que pudo meter tres o cuatro goles sin despeinarse siquiera. El Bayern, por su parte, jugaba con un once lastrado por una plaga bíblica de lesiones, pero tiró de orgullo y pudo crearle varios problemas al Barça en los primeros compases del segundo tiempo, tramo en el que Messi estuvo más bien desaparecido, igual que el resto de sus compañeros.


Sin embargo, todo cambió en el 77'. Una figura menuda, y en apariencia inofensiva, descendió de las alturas y en poco más de tres minutos sumió en una triste y cruel pesadilla al Bayern de Munich, que está virtualmente eliminado.

El primero de los goles fue un trueno desde el borde del área, un latigazo al palo corto con esa zurda diabólica que tan bien maneja. El segundo es, directamente, una obra de arte. Otra pieza maestra del mejor futbolista de la historia en una cita grande de la mejor competición continental de clubes. El cambio de ritmo, el regate y esa sublime definición retratan a un jugador que vive, de forma permanente, en otra dimensión, que disfruta haciendo sufir a todos sus enemigos. Ángel para el Barça -no tanto para Argentina- y el peor de los demonios para todos sus rivales.


Desde su eclosión en el 2008 el astro rosarino lleva cerca de siete años jugando a un nivel estratosférico. Es la bandera y el orgullo de uno de los mejores clubes de la era moderna del fútbol y es, sin discusión, uno de los deportistas más espectaculares y reconocidos de toda la historia.


A tres meses de cumplir los 28 años, Messi ha madurado y se ha transformado en un jugador distinto al del, por ejemplo, 2011, pero sigue siendo igual de letal. El pobre Guardiola, aquel que moldeó hasta la perfección esta bella escultura, tuvo que padecer ayer la divina inspiración de este tímido artista, el mismo que le hizo llorar de alegría aquel 19 de diciembre del 2009, fecha en la que la escuadra blaugrana completó de forma sobresaliente la mejor temporada de la historia.  

domingo, 26 de octubre de 2014

THE WALKING DEAD

¿Es este el principio del fin? La Real, evidenciando una vez más cuán grave es su crisis, volvió a pegarse ayer un fuerte leñazo. Esta vez fue en casa del Córdoba, el colista de la Liga BBVA, un equipo que va a llegar al mes de noviembre sin haber ganado un solo partido. Revelador, ¿verdad? El conjunto txuri urdin, cual zombi descerebrado, sin alma, saltó al campo “a verlas venir”. No hubo un plan establecido, no hubo corazón. El virus ha alcanzado ya una fase muy peligrosa...

El equipo dirigido por el vilipendiado Jagoba Arrasate camina con más pena que gloria por la Liga, y ya han pasado unos ocho meses desde el inicio del proceso degenerativo. La descomposición, que cada vez es más desagradable, afecta a todas las lineas del equipo y a las altas esferas del club. Esta maldita pesadilla comenzó en febrero, antes de lo que la mayoría tiende a pensar. En La Rosaleda, el 17 de febrero. Un partido que se ganó, por cierto, pero en el que sin duda alguna algo oscuro y siniestro empezó a cobrar vida en el organismo txuri urdin. La tremenda inyección de euforia que supuso vencer al Barça días después fue perjudicial, por paradójico que parezca.


 El encargado de paliar esta crisis y expulsar el virus, Arrasate, es seguramente uno de los grandes responsables de esta caída en picado, de este nefasto momento que está llevando a la escuadra donostiarra a coquetear con los puestos de descenso. No obstante, las culpas, obviamente, están compartidas. Desde el presidente, Jokin Aperribay, hasta el director deportivo, Lorenzo Juarros, pasando también por los cuatro capitanes del equipo (Prieto, Ansotegi, Mikel y Vela), todos ellos están siendo parte activa de la putrefacción que sufre el club blanquiazul.


 Ese 'run-run' entre el entorno y la afición

Olvidaros, en cierto modo, de la pasión y el amor por los colores realistas. Que nadie me malinterprete, el apego y el orgullo por el glorioso escudo realista es algo imperecedero, una fuerza inherente a la vida. Sin embargo, hoy día son otro tipo de sensaciones las que dominan el pobre corazón del aficionado realista. Tristeza, incomprensión, nervios, rabia, dolor, frustración... y confusión. La mente del fiel a la Real Sociedad es ahora mismo un guirigay en el que se mezclan recuerdos malos y buenos del pasado junto a oscuras y bellas expectativas de futuro. Muchos ya no van con el pecho henchido y una sonrisa en la cara a Anoeta, y esto es algo que da qué pensar.


 “Hasta aquí hemos llegado”, es lo que pensamos muchos. El desencanto que siente el aficionado hacia su equipo del alma es un claro indicador de que las cosas llevan tiempo funcionando mal. Este 'muerto' está asustando mucho a sus seres queridos y, lo que es peor, cada vez desprende un hedor más fuerte. La Real ha perdido su chispa y su alegría de vivir. Ya no hay ni ritmo, ni intensidad, ni concentración. El equipo ha caído en un estado de complacencia, el grado de exigencia está bajo cero y por momentos desaparece hasta el amor propio y la vergüenza torera. Poco a poco vamos contemplando síntomas de relajación, que van dando lugar a espectáculos vulgares y llenos de mediocridad. Por favor, antes de que este 'muerto' se haga un daño irreversible, ¡que alguien haga algo!


 PD: No me juzguéis por ser tan dramático y tremendista, solo recordar que, tal y como dijo Jorge Valdano, “el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”. Qué bonito sería poder cantar eso de “Que no estaba muerto que no, que no estaba muerto que no…” dentro de no muchas semanas.


lunes, 22 de septiembre de 2014

UNA GRADA ANESTESIADA

Quizás fue porque era domingo y en horario matinal, el sol pegaba duro y era el último día de un verano raro, como casi siempre en Donosti. “Estos del Almería son una banda” era el sentir general del 99% de la afición realista (con todos mis respetos al conjunto andaluz), que iba con un relativo grado de optimismo al estadio amaratarra, sabedores de que una victoria colocaría a la Real en la zona noble de la tabla. ¿De qué te ibas a preocupar? ¿Qué jugador o qué característica del juego del Almería podía hacer temblar la estructura de un equipo como la Real? La escuadra rojiblanca llegaba a San Sebastián habiendo conseguido dos empates y una derrota en sus tres primeros encuentros de Liga y, ojo al dato, habiendo sumado en todo este año 6 puntos sobre 33 posibles en sus partidos como visitante. Los números, una vez más, son sinceros, no entienden de engaños.

La grada vio como el equipo txuri urdin llegó a sembrar el pánico entre la defensa andaluza en numerosas ocasiones en unos primeros 20’ muy buenos por parte de los jugadores de Arrasate. En un inicio alegre y fulgurante las ocasiones eran de todos los colores, la grada ya se relamía pensando en una goleada pero, al final, siempre sucede lo mismo. El que perdona acaba pagando. El gol del Almería fue un auténtico esperpento en el que tomaron parte Zubikarai, De la Bella y el equipo arbitral. A los dramáticos momentos que vive la zaga realista en cada defensa de un balón parado se une la evidente inquietud que siembra Zubikarai cada vez que abandona su portería. El que haya sido defensa sabe perfectamente de lo que hablo.



Una vez más, el partido cuesta arriba. La Real ha empezado perdiendo sus últimos cinco encuentros oficiales, contando con la debacle de Krasnodar. Así es muy difícil sacar resultados positivos y poder desarrollar las ideas que se han ido entrenando a lo largo de la semana en los entrenamientos. Al equipo txuri urdin no le sentó nada bien el tanto del rival y, poco a poco, comenzó a descomponerse y a partirse en dos, dando más facilidades a los ataques del equipo andaluz. Granero, Prieto, Canales y Vela eran los encargados de encauzar los ataques realistas pero, como ya he dicho, a raíz del tanto visitante el atasco en la zona de creación fue cada vez más notable y esto se tradujo en nerviosismo y prisas a la hora de llevar el balón hasta el área rival. Para entonces en la grada ya se había empezado a producir un ‘run-run’ extraño, que mezclaba enfado, nervios y amargura.


En la segunda mitad las cosas no sufrieron cambio alguno. La Real no era capaz de hincarle el diente al Almería y, para colmo, otra mala defensa a balón parado desembocó en el gol de Dos Santos. La estirada de Zubikarai, insuficiente a todas luces, puso en evidencia el terrible problema que tiene el conjunto realista en su portería. Por cierto, Iñigo está a años luz de su mejor estado de forma y se le necesita al 100% ya. Los minutos pasaron entre las buenas paradas, esta vez sí, de Zubikarai para evitar el 0-3 (¡?) y los arreones de Chory Castro, que salió al campo en sustitución de Canales. El buen gol del uruguayo a 5’ del final encendió la mecha de la ilusión en un sector de la afición, que todavía creía en el milagro de remontar por tercera jornada consecutiva un resultado de dos goles en contra. No todos los días son domingo, ni todo el campo es orégano, amigos.

 Hablo lo de un sector de la afición porque, el otro, aquel que vive ya entre la extraña línea que separa la frustración con la indiferencia, celebró sin mucho brío el gol del Chory. Buena parte de la grada estaba anestesiada, y ya digo que no sé si es porque era domingo, por la hora, por ser el último día de verano… Corren tiempos raros y de incertidumbre para el centenario conjunto donostiarra, quien no hace mucho era la envidia de buena parte del fútbol estatal. La grada ya no sabe si mirar al campo, al banquillo o al palco, no sabe si tiene que reír o llorar, no sabe si el hecho de ponerse furiosa va a arreglar algo y no sabe si la indiferencia ante el enésimo disgusto de este 2014 puede hacer creer que has dejado de querer a tu equipo del alma... Todo hace indicar que en la planta noble de Anoeta cada vez se mira con más recelo la labor de un cuerpo técnico que no es capaz de hacer funcionar a una plantilla plagada de futbolistas de alto nivel. 20 puntos, 23 goles a favor y 27 en contra en los últimos 17 encuentros ligueros dan para pensar mucho.



Matar… o morir


Átense los cinturones porque vienen curvas muy peligrosas. A la delicada situación del equipo txuri urdin se le suma, obviamente, la imperiosa necesidad de empezar a sumar puntos para no empezar, como de costumbre, descolgados en la Liga. Pues bien, el Sevilla este miércoles y el Valencia dentro de seis días son los próximos rivales que van a poner a prueba la personalidad y el nivel de la escuadra realista y, de paso, testarán también la paciencia de una afición demasiado benevolente. Matar para seguir viviendo, morir para volver a nacer. Es muy precipitado hablar ahora de ‘finales’, pero una derrota en el Sánchez Pizjuán haría que el ambiente de Anoeta el próximo domingo estuviese crispado y muy enrarecido.  

lunes, 28 de julio de 2014

ANTOINE GRIEZMANN Y LA BÚSQUEDA DEL GLAMOUR

“Llegué como un niño y me voy como un hombre”. Rostro serio, ni rastro de su clásica sonrisa pícara y un fuerte tono de determinación en su voz. Antoine Griezmann se ha despedido de la Real en la rueda de prensa más triste que ha tenido que dar en su corta carrera profesional. Se va convencido de lo que hace, y es que a pesar de ese destino que no agrada a casi nadie, le honra haber sido tan claro a la hora de expresar sus sentimientos. Porque Antoine lleva tiempo diciendo, sin rubor alguno, que sueña con “nuevos retos y nuevas aventuras”, porque este joven galo, que creció disfrutando de la Francia de Zinedine Zidane, se ha visto a sí mismo más de una vez levantando ‘orejonas’, Mundiales, Eurocopas… La Real es un club grande, lleno de historia y momentos dorados, pero ‘Le petit diable’ lleva muchos años fantaseando con la idea de jugar en los mejores estadios de fútbol, en equipos que tengan por norma jugar la Liga de Campeones.


Antoine Griezmann ha sido, es y será uno de los mejores productos que ha salido de la excelente cantera de Zubieta, el auténtico corazón de la Real Sociedad y la casa del galo desde el lejano año 2004. En el primer equipo desde julio del 2009, este rubio oriundo de Maçon ha ido superando todas las expectativas hasta llegar a ser uno de las más firmes promesas del fútbol europeo, a la altura de Lukaku, Thiago, Verratti, Varane u otros cracks emergentes. Ha sido, sin lugar a dudas, uno de los jugadores más importantes de la Real en el último lustro, colaborando activamente en el ascenso del 2010, siendo decisivo en la permanencia del 2011 y marcando la diferencia en el 2013, año en el que la Real consiguió un brillante pase a la Champions League. En la pasada temporada, Griezmann acaparó las miradas de medio mundo gracias a unas actuaciones fuera de lo normal; golazos como el de Gerland o su hattrick ante el Elche dan buena prueba de ello. Él ya se lo temía, la idea le taladraba la cabeza desde hace unos meses, “la Real se me está quedando pequeña”.


El ‘glamour’ que nunca pudo encontrar en San Sebastián

Como reza el título de este artículo, Antoine se va porque quiere glamour, mucho más del que hay en la Real Sociedad. ¿Quién no se lo ha imaginado en una de las famosas juergas de Ronaldo? A Griezmann le van los flashes, le van los ‘saraos’ y le va todo aquello que rodea a la vida de las figuras más rutilantes del deporte. Amante confeso de la NBA, el mayor vivero de ‘Showmans’ del mundo, Griezmann busca con su marcha al Atlético alcanzar el estrellato absoluto. No le asustan las cámaras, no teme a la presión, cuando sale al ‘verde’ se divierte como un niño y siempre ha dado la sensación de que nació tocado por una varita mágica, con una especie de don. Su sonrisa le delata, es un hombre feliz pero ambicioso, siempre quiere más y más. Este ‘asesino con cara de niño’ (con permiso del mítico Solskjaer) ni siquiera pasó por el filial realista y ahora se marcha a Madrid para jugar a las órdenes del ‘Cholo’ Simeone, un entrenador que pretende pulir, más aún, este diamante de Zubieta. Allí, en la capital española, le dará la bienvenida la afición atlética y el Frente, el maldito y demoníaco Frente Atlético.

Se nos va porque, seamos sinceros, nunca llegó a pensar que aquí en la Real fuese a ganar títulos. Es su punto de vista particular, pero su obsesión por ir a un club más grande le priva de poder ser el líder de la Real, junto a Vela, otro lustro más. ¿Quién dice que esta Real de Iñigo, Canales, Zaldua, Granero, Vela y Pardo no puede ganar una Copa o una Europa League? Sí, lo sé, ‘el cementerio está lleno de valientes’. Pero quién sabe, este club ya hizo temblar a Europa en los años 80... Quizás también se haya aburrido de ir todos los días a Zubieta, de las dichosas pistas de Anoeta, de las anodinas fiestas de Bataplán… Lo cierto es que Antoine, como él mismo ha afirmado, no ha querido decir “no” a la oferta colchonera, lo tenía muy claro. Lo dicho, convicción y determinación absoluta a la hora de afrontar la decisión más importante de su joven vida.


Allí, en Madrid, le espera una ciudad salvajemente grande y un club en plena resurrección. ‘La casa de los líos’ es ahora ‘La casa de los éxitos’. El Atleti está empezando a dejar atrás la imagen del ‘pupas’, algo de lo que siempre ha pecado un poco la Real. Ahora el escuadrón de Simeone muerde y machaca a sus rivales, presiona como nadie y defiende como un gato ‘panza arriba’, el equipo es una pintura fiel reflejo del alma y el espíritu del ‘pintor’ Diego Pablo Simeone. Griezmann va a poder lucirse en un equipo que juega por segundo año consecutivo la Champions League, la competición favorita del galo, la de las 20:45h. Un torneo que le permitirá rutilar en los estadios más prestigiosos de la vieja Europa, una tierra que no cesa de alumbrar grandes talentos y grandes historias. Griezmann es el niño que siempre soñó con ser protagonista en una lluvia de estrellas, y por eso nos dice adiós, porque no cree que el cielo de Donostia vaya a dar para tanto. Au revoir, Antoine.