viernes, 22 de mayo de 2015

NO ESTABA MUERTO, ESTABA DE PARRANDA

(Artículo redactado el 21-01-2015)

Michael Keaton es uno de los hombres de moda. 'Birdman' ha sacudido las taquillas de las salas de medio mundo, algo que ha permitido recuperar el prestigio perdido a este carismático actor

¿Cuánto -o qué- le debe Keaton a la lámpara del genio Iñarritu? Algunos afirman que todo y más. El nombre de Keaton (Pensylvania, 1951) llevaba demasiado tiempo alejado de las críticas y de los grandes focos del estrellato cinematográfico. La estatuilla que ha recibido en los Globos de Oro en la categoría de Mejor Actor no hace si no refrendar la sensación de que el éxito entre el director mexicano y el ya veterano actor ha sido rotundo. Los Óscar, parece, les van a hacer más felices aún.

¿Pero cuáles fueron los inicios de este genio de la interpretación? Michael John Douglas, que así es como se llama en realidad, nació en la siempre oscura y pesarosa Pensylvania, a principios de los años 50, década en la que los EE. UU se confirmaron como una super potencia mundial. Él fue el menor de siete hermanos, todos criados en el seno de una familia católica de ascendencia irlandesa. Su padre, ingeniero civil y su madre, ama de casa, proporcionaron una buena educación al bueno de Michael.

Keaton, quién cambió su nombre por ser coetáneo al gran Michael Douglas, empezó a darse a conocer gracias a las series televisivas Maude (1977) y The Mary Tyler Moore Show (1979). Quizás su primer 'gran' papel fue el que tuvo que desempeñar en 'Beetlejuice (1988), donde a sus 37 años tuvo que interpretar a un fantasma bastante excéntrico y desagradable, compartiendo cartel con Winona Ryder y Alec Baldwin entre otros. Si hay algo que le marcó en ese film fue el hecho de trabajar con el siempre díscolo Tim Burton, un director que más tarde hablaría maravillas del ahora protagonista de 'Birdman'.

'Batman' provocó un profundo cambio de registro en su manera de actuar. La película, que se estrenó en el 1989, fue un tremendo taquillazo gracias al gran trabajo que realizaron entre Jack Nicholson y Michael Keaton. Los dos estaban dirigidos por el director que 'descubrió' al hombre de moda, Tim Burton. Tres años después saldría la secuela, 'Batman Returns', un film que, en honor a la verdad, no tuvo tanta trascendencia en la crítica. Después de estas cintas llegaron películas como 'Multiplicity' (1996) o 'Jack Frost' (1999), producciones con cierto éxito, pero demasiado básicas para el talento interpretativo que bullía en el interior de Keaton.


Desde entonces hasta ahora su presencia en el 'candelero' mediático ha sido más bien testimonial. Un cameo por aquí, una serie por allá, pero nada que indicase que este oriundo de Pensylvania pudiese reventar el panorama. Todo eso cambió con la llamada de Alejandro González Iñarritu, un director que saltó a la fama por películas como 'Babel', 'Amores perros' o '21 gramos'. Cuando leyó el excelso guión de 'Birdman', la historia del actor venido a menos que encarnó a un superheroe tiempo atrás le sonaba de algo al gran Michael Keaton. No dudó un segundo en aceptar el papel. Le venía como anillo al dedo y le sedujo enormemente el hecho de trabajar con Iñarritu, un director que rompe con la estética general de Hollywood. Además, Edward Norton, Naomi Watts, Emma Stone y Zach Galifianakis eran otras buenas razones para sumarse a un proyecto con perfume de triunfo.


La vida es, como se suele decir, ver volver. A menudo las grandes estrellas suben tan alto que después no son conscientes de lo catastrófica que puede ser la caída. Hollywood es una de esas lanzaderas de personas a la luna, una lanzadera que jamás se ha preocupado en colocar paracaídas en los vuelos intergalácticos en los que se enrolan sus astros. Keaton no llegó a caer nunca, quizás, porque un gran pájaro se cruzó en su caída y lo rescató del dolor del olvido.   

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