miércoles, 7 de mayo de 2014

EN BUSCA DEL GOL PERDIDO

Estamos en el mes de mayo, el calor empieza a apretar, las nubes ya no se empeñan en ponerle tantas trabas al cielo azul y la Liga, ¡ay la Liga!, está llegando a su fin. En los estertores del campeonato liguero, donde quien más quien menos se está jugando las habichuelas, los aficionados de cada equipo hacen un repaso mental de lo que ha sido el curso y, cómo no, de lo que pudo ser y no fue. El análisis exhaustivo de cada ‘futbolero’ consta, obviamente, de cosas buenas y cosas malas. Normalmente, cuando el resultado final de la temporada no es el deseado impera en el pensamiento general todo lo negativo que uno haya podido observar a lo largo de todas las competiciones.

En esas estamos algunos seguidores de la Real Sociedad, insatisfechos con el tramo final del equipo, y pensando qué es lo que se ha hecho mal, cuál es la razón por la que no hemos peleado el cuarto puesto hasta la última fecha. Las comparaciones, sobre todo en términos deportivos, casi siempre son odiosas, lo sé, pero si miramos cuales son las diferencias entre la pasada temporada y esta, podremos comprobar que el equipo ha perdido gol. Ahí es donde surge la figura de Imanol Agirretxe, delantero que está sufriendo los gajes propios del oficio del ‘matador’. A dos jornadas para finalizar la temporada, ‘Imagol’ suma siete goles, ocho menos que los que consiguió el pasado curso. El bajón, tal y como se puede ver, es notable.



Sin duda alguna, a la hora de ‘juzgar’ y calificar la campaña de un jugador, hay que ponerse en contexto, individual y generalmente. En el plano individual, Agirretxe está pagando demasiado caro la rotura de fibras que sufrió en plena pretemporada, la misma que le privó de disputar la previa de la Champions League y la misma que impidió su puesta a punto hasta bien entrado el mes de octubre. Tanto sufrió por esa maldita lesión, que sus dos primeros goles tuvieron que esperar hasta la decimosexta jornada, contra el Betis en Anoeta. Su temporada ha estado llena de altibajos, con picos altos y bajos en su forma física y, para más inri, a Arrasate le costó algo de tiempo darse cuenta de que el equipo con Agirretxe funciona mejor que con Seferovic.

En cuanto al juego del equipo, lo cierto es que la incidencia del ariete guipuzcoano ha descendido notablemente esta temporada, hecho que sus compañeros están padeciendo. Sus tantos logrados frente a Betis (2), Villarreal, Getafe (2), Almería y Valencia sólo han servido para que la Real obtenga 7 puntos, una cifra que está muy lejos de los 28 que dio en la 12/13. Más allá de los datos referentes a su rendimiento, se da a entender que el usurbildarra ha sido uno de los más perjudicados con las salidas de Montanier y, sobre todo, de Asier Illarramendi. El de Mutriku era el hombre que hacía cumplir a rajatabla todos los puntos del ‘Libro de estilo’ del entrenador francés, quien apostaba por un modelo de juego dinámico y lleno de combinaciones, sistema que favorecía mucho a las características del juego de Agirretxe.



Ahora, ya sin Illarra y con el ‘Panzer’ usurbildarra intentando encontrarse a sí mismo, la imagen del equipo ha variado sobremanera. Granero, jugador que vino para tapar el hueco de Illarramendi, se lesionó de gravedad en septiembre, y el equipo, sin un conductor adecuado para canalizar el juego, vive, en demasiadas ocasiones, inmerso en la vulgaridad del clásico ‘patadón parriba’. Solo la luz y el talento de Vela, Griezmann y ahora Canales han otorgado ese punto de chispa y alegría que todo ataque necesita. Entre el francés y el mexicano suman 31 dianas, un número que está en las antípodas de los 9 que acumulan entre Seferovic y Agirretxe, los dos hombres con los que contaba Jagoba a principio de temporada para el puesto de delantero centro.

Puede que las estratosféricas marcas que están alcanzando dos pipiolos como ‘Zipi y Zape’ estén ensombreciendo demasiado el papel de Agirretxe, uno de los héroes el pasado curso, pero lo único cierto es que sus goles y sus asistencias (solo dos este año) se están echando mucho de menos. Lo bueno de todo es que el jugador posee una calidad innata fuera de toda duda, y eso, en primera división, vale oro. Su talento a la hora de definir, su juego de espaldas, su capacidad en el plano aéreo, el remate al primer toque y su habilidad a la hora de asociarse son las cualidades que definen a Imanol, el ‘matador’ realista. Habrá que confiar en ver a un buen Agirretxe en estos dos últimos partidos, y sobre todo, habrá que tener fe en que el jugador complete una buena pretemporada y nos demuestre el siguiente curso que lo de este año ha sido solo un borrón en su carrera.



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