Qué larga se le ha hecho esta
temporada a la Real, amig@s. El equipo, que ha acabado en séptima posición, se
ha desdibujado completamente en los últimos tres meses de competición dando
muestras de fatiga, desconcierto y desgana. Acostumbrados al juego preciosista
y total de la temporada pasada y algunos tramos del inicio de esta misma, los
aficionados realistas han visto como el equipo de Arrasate ha bajado los brazos
en la segunda vuelta, dejándose llevar por la corriente hasta una séptima
posición que para algunos no es ni aceptable. Es cierto que se ha conseguido el
objetivo de volver a competir en Europa, pero no lo es menos que este equipo,
en el que abunda el talento y la velocidad, podía haber alcanzado el quinto
puesto sin demasiados problemas, e incluso pelear hasta el final por acabar en
la cuarta plaza. El epílogo final, contra el Villarreal en Anoeta, fue la clara
demostración del tormento que han pasado los jugadores desde finales de
febrero, cuando ‘nos comíamos el mundo’ después de vencer al Barça…
La victoria conseguida frente al
conjunto catalán supuso un antes y un después en la temporada realista, de eso
no hay duda. A partir de ahí, la escuadra donostiarra ha disputado un tercio de
temporada en el que ha conseguido unos guarismos ciertamente escasos. 16 puntos
en 13 encuentros, lo que proyectado a un torneo de 38 jornadas no llegaría ni
siquiera a los 50 puntos. En este tramo final, justo después de aquella gran
victoria en Anoeta, la Real ha recibido muchos goles, 20 en concreto, y ha sufrido
hasta cinco remontadas, a cada cual más dolorosa que la anterior. En el
recuerdo de todos va a quedar el partido disputado en Almería, choque que se
perdió concediendo una remontada de ciencia ficción ante uno de los equipos más
humildes que hay entre la primera y la segunda división. En el apartado
ofensivo, el equipo ha logrado 16 dianas, gracias en parte a la espectacular
aportación de Carlos Vela.
Fatiga, desgana, desconcierto,
bloqueo mental, falta de ambición… Se pueden buscar muchos argumentos para
intentar explicar el bajón general que ha pegado el equipo, justo en el tramo
más importante de la campaña, aunque será muy difícil dar con la explicación
exacta. Uno de los problemas puede que haya sido el excesivo conformismo que se
ha transmitido desde el banquillo y, principalmente, desde la directiva
encabezada por Jokin Aperribay. Como ya he escrito antes, no es poca cosa el
hecho de clasificarse de nuevo para disputar competición europea, pero también
hay que ser consciente de que la Real solo se ha ganado el derecho a disputar
dos previas, situación molesta que hubiera evitado consiguiendo cinco puntos
más y quedando en quinta posición. No hablo de quimeras y utopías, me refiero a
metas y objetivos accesibles.
El excesivo número de partidos
oficiales disputados, 53 en total, es un factor a tener en cuenta a la hora de
valorar con honestidad los últimos compases de esta temporada. El cansancio
puede haber hecho mella; no obstante, analizando detenidamente la temporada de
otros equipos, nos encontramos con el caso del Sevilla, un conjunto que empezó
a competir a finales de julio, que ha jugado 60 partidos y ha concluido la
campaña de una forma espectacular, alzando la Europa League y rubricando un
final de temporada de notable alto.
¿Planificó mal la pretemporada el cuerpo
técnico de Jagoba Arrasate? Bueno, la versión ‘oficial’ nos dice que tenemos un
equipo joven e inexperto, que se ha acusado el cansancio y que la siguiente
campaña las cosas van a ser distintas, que se va a ver un equipo más entero y curtido.
La autocrítica, tanto en el vestuario como en la directiva, será importante a
la hora de pararse a pensar qué es lo que le ha pasado a este equipo, que ha
estado francamente irreconocible en muchos momentos del 2014. La afición arde
en deseos de volver a ver una Real fuerte y con personalidad, y eso, a buen
seguro, dependerá de saber aprender de los errores cometidos en esta que
acabamos de concluir.