Armado
ya un plantel interesante y, por así decirlo, compensado, a la Real le falta la
guinda del pastel. Busca ahora eso que perdió en el junio más negro de nuestra
historia moderna, el de 2007. Momento en el que Kovacevic dijo ‘adiós’ y no
‘hasta luego’, que era lo que todos queríamos. Ese día el club txuri urdin
perdió al goleador –no canterano- más carismático que ha tenido, el más
agresivo, el más pasional, el más guerrero… El mejor. Ese día la Real perdió un
pedacito de su alma.
Como
decía, la familia realista echa de menos un ‘9’ como los de antes. Un matador,
un asesino del gol, un criminal en el área que no tenga escrúpulos para
castigar las veces que haga falta la portería rival. A la Real le hace falta
como el comer alguien que intimide a las defensas, un delantero centro que
libere un poco de la presión ‘de hacer todo’ a Carlos Vela, el buque insignia
de este equipo. Un hombre que provoque pesadillas a los centrales de turno la noche
antes del partido, “joder, contra este otra vez no… Qué dolor”.
Parece
una tontería, pero no lo es. Leyendas vivas como Casillas ya reconocieron en su
día que con el bueno de Eto’o sufría más que con un dolor de muelas. Ergo,
Samuel intimidaba al Real Madrid. ¿Por qué? Por su velocidad, por su carácter,
por sus arrancadas, porque iba a todas y se metía en cualquier ‘fregao’,
porque, a fin de cuentas, era puro veneno y tenía mucho gol.
Salvando
las distancias, y es que contratar a un Eto’o ahora es casi un milagro, la Real
necesita eso, un atacante con el gol en la sangre, una serpiente que cada vez
que muerda deje su veneno bien impregnado. Alguien que provoque dolores de
cabeza. Un entusiasta del gol que dirían los entendidos, como el gran Martín Palermo,
por ejemplo. Alguien que entre al campo pensando en cuántos va a meter. Alguien
que mire con cara de loco al portero rival en el túnel de vestuarios. Alguien
que diga “balones a mí, coj…”. Como Carlos Bueno hizo en aquella tarde de feliz
recuerdo en Cádiz. Inolvidable ese hat-trick.
Búsqueda infructuosa
Son ya tantos los delanteros que han pasado
por aquí desde la marcha de Darko que uno casi pierde la cuenta. Delibasic, De
Cerio, Necati, Abreu, Bueno, Agirretxe, Tamudo, Llorente, Ifrán, Seferovic,
Finnbogason o el joven Iker Hernández, que no acaba de explotar y no cuenta para David Moyes. De todos
estos, se puede decir que no hay ni uno que haya enamorado a la grada -y ya sé
que Agirretxe cae muy bien-. Hay algunos que hasta han rozado lo cómico y el
surrealismo, como el turco Necati, que era todo corazón… Y ya.
Imanol,
el ‘9’ actual, es un fino estilista, que roza la excelencia a veces con sus
controles y algunos detalles, pero siendo objetivos, sus números están muy
lejos de los de un delantero de garantías para la 1ª división. Podría funcionar
acompañando a otro atacante, siempre que este fuese más rápido e incisivo. Aunque eso ya podría suponer cambiar el puzzle táctico de Moyes. El tiempo dirá.
Camino
de los 29 años, el de Usurbil acumula 61 tantos oficiales con la Real en 211
partidos. La campaña 12/13 fue la más prolífica de su carrera -14 goles en Liga
y uno en Copa-. Si Aperri y Loren quieren que la Real esté entre los 7 primeros
por norma, van a tener que romperse los cuernos para contratar a alguien que
mejore estos números, porque así es muy difícil que se consigan los objetivos.
Desde
luego que comprar gol es complicado, muy complicado. Y por supuesto que a Loren
y, sobre todo a Aperribay, les duelen esos 8 millones que pagaron por
Finnbogason hace apenas un año… Pero de una vez por todas, la secretaría técnica realista tiene
que dar en el clavo. Con un ‘killer’ de los de verdad, junto a los Vela, Rulli,
Iñigo, Pardo y compañía, este equipo puede armar una buena en la Liga. Ah, una
Liga por cierto que se empezará en Riazor (22-23 de agosto), escenario propicio
para lograr la primera victoria oficial del curso. Un triunfo que sería una
“campanada” para algunos.